viernes, 18 de septiembre de 2015

Federico García Lorca

Federico García Lorca fue un poeta y dramaturgo español que nació en Fuente Vaqueros (Granada) el 5 de junio de 1898. Adscrito a la llamada Generación del 27, es uno de los poetas de mayor influencia y popularidad de la literatura española del siglo XX. Como dramaturgo, está considerado como uno de los más importantes del teatro español del siglo XX. Murió fusilado el 18 de agosto de 1936 en una cuneta de Víznar de Alfacar (Granada).








En la bandera de la libertad
bordé el amor más grande de mi vida.




Discurso realizado por Federico García Lorca al pueblo de Fuente Vaqueros (Granada) en septiembre de 1931, al inaugurar la biblioteca.


Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. "Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre", piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Esta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión. Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada. 
No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos.Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan.Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio del Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.
Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?
¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: "amor, amor", y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: "¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!". Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.
Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: "Cultura". Cultura, porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz.





El más terrible de los sentimientos 
es el sentimiento de tener la esperanza perdida.




Hay almas a las que uno tiene ganas de asomarse,
como a una ventana llena de sol.




Hay cosas encerradas dentro de los muros que,
si salieran de pronto a la calle y gritaran,
llenarían el mundo.




Poesía es la unión de dos palabras
que uno nunca supuso que pudieran juntarse
y que forman algo así como un misterio.




El teatro es la poesía
que se levanta del libro y se hace humana.
Y al hacerse humana, habla y grita, llora y se desespera.



Cuando sale la luna
se pierden las campanas
y aparecen las sendas
impenetrables.
Cuando sale la luna,
el mar cubre la tierra
y el corazón se siente
isla en el infinito.



Porque tú crees que el tiempo cura y que las paredes tapan, y no es verdad, no es verdad.




Hay almas que tienen
azules luceros,
mañanas marchitas
entre hojas del tiempo,
y castos rincones
que guardan un viejo
rumor de nostalgias
y sueños.







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