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martes, 20 de junio de 2017

José Mujica

José Alberto Mujica Cordano, conocido como José Mujica o Pepe Mujica es una de esas figuras que se nos quedan grabadas no solo por lo que dicen, sino por cómo viven lo que dicen. nació el 20 de mayo de 1935 en Montevideo (Uruguay) y falleció el 13 de mayo de 2025, y aunque la historia lo recuerde como presidente (entre 2010 y 2015), él siempre se vio a sí mismo como un hombre del pueblo, un campesino que nunca se alejó de la tierra ni de las ideas por las que luchó desde joven.
En su juventud militó en el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, un grupo guerrillero de izquierda que combatía la desigualdad y la represión y por ello pasó casi 15 años en prisión, muchos de ellos en condiciones extremas y de aislamiento, pero en vez de llenarse de odio, salió de allí con una filosofía de vida sencilla, despojada de ambiciones materiales y profundamente humanista.
Como presidente, renunció a los lujos del cargo, siguió viviendo en su modesta chacra y donaba gran parte de su sueldo. Hablaba con un lenguaje directo, sin adornos, pero cargado de sabiduría y coherencia. Defendía el amor por la vida, el cuidado del planeta, la sobriedad voluntaria y la dignidad por encima del dinero.
Con su fallecimiento se ha ido uno de los más grandes líderes de la izquierda en América Latina, un símbolo de humildad, de coherencia, de resistencia, un paradigma para muchas generaciones, alguien que hablaba claro y sencillo, sin intentar convencer sino invitando a pensar.
Pero su legado no muere, su legado florece y se expande en cada persona que se atreve a pensar distinto, a luchar por la justicia y a vivir con dignidad y hoy, Mujica es símbolo de otra forma de hacer política: más ética, más cercana, más honesta recordándonos que también se puede liderar desde la humildad, con las manos en la tierra y el corazón en las causas justas.






El poder no cambia a las personas,
sólo revela quiénes verdaderamente son.



Vamos a invertir primero en educación, segundo en educación, tercero en educación.
Un pueblo educado tiene las mejores opciones en la vida y es muy difícil que lo engañen los corruptos y mentirosos.



Los que comen bien,
piensan que se gasta demasiado en política social.





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