Josep Fontana i Lázaro fue un historiador y profesor emérito de la Universidad Pompeu Fabra, que nació el 20 de noviembre de 1931 en Barcelona (Cataluña) y falleció el 28 de agosto de 2018 en la misma ciudad.
Fue uno de los historiadores más influyentes en la historia contemporánea de España, dejando una huella profunda en el estudio de los procesos sociales, políticos y económicos que han dado forma al mundo actual. Su visión iba más allá de los hechos, centrándose en analizar las causas y efectos que influyen en la vida de las personas, desde las élites hasta las clases populares, muchas veces olvidadas en la historiografía. En cada investigación, Fontana ponía de manifiesto cómo la historia es una herramienta esencial para comprender y cuestionar el presente. Su obra se caracteriza por una postura crítica hacia las desigualdades sociales y un compromiso claro por desentrañar los mecanismos del poder.
Fontana no solo explicó el pasado, sino que entendió la historia como una herramienta de análisis para el presente y como un arma contra la ignorancia y la manipulación. Su mensaje era claro: estudiar el pasado para evitar errores futuros y construir una sociedad más justa.
Fontana también fue un gran maestro, enseñando en universidades y formando a generaciones de historiadores.
El legado de Josep Fontana sigue siendo una inspiración para quienes creen que la historia es una herramienta de resistencia y transformación social. Su trabajo nos invita a ver la historia como algo vivo, una disciplina que, cuando se usa bien, ayuda a construir un futuro más equitativo y justo para todos.
Si para alguna cosa sirve la historia
es para hacernos conscientes
de que ningún avance social se consigue sin lucha.
Quienes piensan que el endurecimiento de la represión es una garantía de la tranquilidad pública, ignoran las lecciones de la historia y desafían los riesgos de un estallido social.
Confieso que nunca he entendido que se pueda valorar del mismo modo una república que formó maestros, abrió escuelas y creó bibliotecas públicas en los pueblos, y un régimen militar que asesinó a maestros, cerró escuelas y bibliotecas y quemó libros.
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