viernes, 19 de octubre de 2018

Silvia Federici

Silvia Federici es una escritora, profesora y activista feminista italo-estadounidense que nació el 24 de abril de 1942 en Parma (Italia).







Las diferencias no son el problema, el problema es la jerarquía. La jerarquía hace que las diferencias se vuelvan una fuente de discriminación, de devaluación y de subordinación.





Philip K. Dick

Phillip Kindred Dick, más conocido como Phillip K. Drick fue un escritor y novelista estadounidense que nació el 16 de diciembre de 1928 en Chicago (Illinois) y falleció el 2 de marzo de 1982 en Santa Ana (California).







La realidad es aquello que, cuando dejas de creer en ella, no desaparece.





Louise Michel

Louise Michel fue una educadora, poetisa y escritora francesa que nació el 29 de mayo de 1830 en Vroncourt-la-Côte (Haute-Marne, Francia) y falleció el 9 de enero de 1905 en Marsella (Francia).






Cuidado con las mujeres cuando se sienten asqueadas de todo lo que las rodea y se sublevan contra el mundo viejo.
Ese día nacerá el mundo nuevo.




Susan Sontag

Susan Sontag fue una escritora, novelista, filósofa y ensayista, además de profesora, directora de cine y guionista estadounidense que nació el 16 de enero de 1933 en Nueva York y falleció el 28 de diciembre de 2004.






Quizá se le atribuye demasiado valor a la memoria
y no el suficiente a la reflexión.





Salvador Espriu

Salvador Espriu i Castelló fue un poeta, dramaturgo y novelista que nació el 10 de julio de 1913 en Santa Coloma de Farnés (Gerona) y falleció el 22 de febrero de 1985 en Barcelona.






Los hombres no pueden ser si no son libres.






lunes, 15 de octubre de 2018

Sándor Márai

Sándor Márai fue un novelista, periodista y dramaturgo húngaro que nació el 11 de abril de 1900 en Kassa (Hungría) y falleció el 22 de febrero de 1989 en San Diego (California, Estados Unidos).






Hace falta mucho valor para dejarse amar sin reservas. Un valor que es casi heroísmo. La mayoría de la gente no puede dar ni recibir amor porque es cobarde y orgullosa, porque tiene miedo al fracaso. Le da vergüenza entregarse a otra persona y más aún rendirse a ella porque teme que descubra su secreto... el triste secreto de cada ser humano: que necesita mucha ternura, que no puede vivir sin amor.








domingo, 14 de octubre de 2018

Claudia Piñeiro

Claudia Piñeiro es una escritora, guionista de televisión y dramaturga argentina que nació el 10 de abril de 1960 en Burzaco (Buenos Aires, Argentina).






Quizá la felicidad sea eso, un instante donde estar, un momento cualquiera en el que las palabras sobran porque se necesitarían demasiadas para poder contarlo.




viernes, 12 de octubre de 2018

Miedos...


Te vi al otro lado de la calle... Te vi y tuve miedo que tú me vieras a mí y me reconocieras, o peor aún, que no lo hicieses. Han pasado tantos años, tantos inviernos, tantas penas, tanta lucha, que las arrugas y las canas han aparecido antes de lo esperado y parezco mayor de lo que soy y ni siquiera me asemejo a lo que fui. Te vi y tuve miedo a ver en tus ojos la pena y la compasión.
Tuve miedo de verme en ti.

Y cómo explicarte que al final no he sido el ganador que se esperaba de mí, como explicarte que la vida a veces te lleva a vivir situaciones jamás imaginadas y a tomar decisiones que a veces no son las correctas y eliges el camino equivocado.

Y me escondí... no pude evitarlo, me dio vergüenza que me vieses así, mirando en los contenedores a ver si alguien había tirado alguna prenda que me pudiese servir o un trozo de pan del día de ayer o una carta de amor de un desenamorado que me hiciese volver a sentir.

Te vi y tuve ganas de todo y de nada.
Ganas de gritar tu nombre, ganas de zambullirme para coger impulso y salir más fuerte a romper las tristes paredes que acordonan la ciudad, ganas de iluminar mis insomnios para que huyan los miedos que alimentan y asfixian mis ilusiones, ganas de dar esperanza a mi desespero, de dar esquinazo al caprichoso destino que se camufla en los parques, en la penumbra de la noche y de la conciencia.

No pude evitarlo... te seguí.
Necesitaba seguir contemplando tus ojos, ese infinito profundo en el que me perdía para revivir. Necesitaba seguir comprobando que tu cabello y tu piel seguían iluminando los lugares que pisabas, para poder seguir soñando, para quedarme con tu imagen y que ella diese algo de vida a mi sinvivir.

La gente pasaba a mi lado sin verme, sin percatarse que bajo esa vestimenta una vez hubo un niño con millones de ilusiones, un adolescente lleno de fuerza, un hombre con un prometedor futuro, lo que se llama un brillante porvenir, pero la crisis, las deudas, el paro, la edad... esa edad en la que parece que ya no existes para nada ni para nadie y menos para esa política represora y opresora que nos ha llevado a muchas personas a ni siquiera tener un techo donde dormir o donde mal vivir.

La gente ni me mira cuando pasa a mi lado, o lo que es peor, los hay que miran con desprecio de verte cada día bajo los mismos cartones, como si a los que pasan junto a mí no les pudiese ocurrir.

Intenté volver a decir tu nombre antes de que cogieses ese taxi que te apartase nuevamente de mi alrededor, y volviese a ser esa nada en la que me despierto cada mañana, pero el silencio y el vacío se adueñó de mi voz y sólo salió un lamento, un quejido, una canción sin melodía ni letra.

Me entró miedo... por un instante, la desconfianza se apoderó de mi mundo y necesité un abrazo, el calor de alguien que me mirase a los ojos, y me dijese que al final todo pasaría, necesité sentir esa sensación perdida del amor, y la melancolía se volvió a apoderar de mí.

De los dos, uno perdió y ese fui yo.

Intentaré volver a luchar contra los monstruos de mi mente, intentaré resurgir o al menos inventar un cuento que me hable de ti. Me quedaré con el regalo de esta noche de volver a verte aunque sea desde lejos, y lo evocaré cuando el silencio llene la ciudad, con los versos que despertaban en mi mente tu sonrisa, y volveré por un momento a sentir, que soy el poeta que una vez fui.

SsJ