martes, 30 de abril de 2019

El poema más bello

 ¿Porqué será que la primavera brota en tus labios
y tu pelo huele a tierra mojada,
que me lleva a recuerdos de la infancia,
a paseos por el campo,
a margaritas en tus manos?

¿Porqué será que te extraño,
como al paisaje de tus caderas,
que escalo en el tiempo donde nacen los silencios
que ahogan mi memoria?

Preguntas sin respuestas...
respuestas por las que nadie pregunta.

Intento escribir la canción más bella que hable de ti
o un poema donde reconozca tus lunares,
tus arrugas, tus sonrisas, tus suspiros,
pero tropiezo una y otra vez en los huecos del olvido
que me hacen enloquecer, perder el sentido
y hasta a veces dudar de lo que hemos vivido.
Me falta el aire, me ahogo,
los espacios en blanco no me dejan avanzar,
no me dejan dibujar mis rincones favoritos,
y la razón ya no razona y se pierde, enloquece...

Que difícil expresar tan poco,
que sencillo amarte tanto.

Lo intento, otra vez lo intento,
intento cerrar los ojos para verme por dentro
y desnudar mi alma, y gritarle al viento,
que aquí sigo, incansable,
intentando encontrar la última pieza
que encaje en ese puzle, que llene ese vacío de paz,
para poder descansar de tantas batallas perdidas.
No sé si todo esto tiene poco o mucho sentido,
no sé si se han borrado algunas letras del abecedario
y por ello no consigo formar palabras que describan
lo que anhelo, lo que deseo y lo que amo.

La noche, traviesa, esconde la luna,
y la nostalgia vuelve a colarse por la ventana abierta,
jugando con mis párpados
que se cierran para soñarte,
y es ahí cuando te encuentro,
bailando mientras te tarareo un bolero,
de esos que atraviesan los muros del silencio
y se quedan atrapados entre tu cuerpo y mis sueños.
Cuando despierte, si todavía lo recuerdo,
intentaré volver a colocar cada letra en el tablero,
para escribirte un poema, no sé si será el más bello,
pero tendrá todas las palabras
que he atrapado esta noche,
mientras soñaba con tus besos.


SsJ





domingo, 28 de abril de 2019

Leonard Cohen

Leonard Norman Cohen fue un poeta, novelista y cantautor canadiense que nació el 21 de septiembre de 1934 en Montreal (Quebec, Canadá) y falleció el 7 de noviembre de de 2016 en Los Ángeles (California, Estados Unidos).





A veces uno sabe de qué lado estar,
simplemente viendo quienes están del otro lado.



Hay una grieta en todo,
solo así entra la luz.



lunes, 22 de abril de 2019

Ana María Matute


Ana María Matute Ausejo fue una novelista española, miembro de la Real Academia Española (donde ocupó el asiento K y que obtuvo el Premio Cervantes en 2010. Nació el 26 de julio de 1925 en Barcelona y falleció el 25 de junio de 2014.






Erase una vez un hombre bueno, solitario, triste y soñador: creía en el honor y la valentía, e inventaba la vida.




 
La literatura ha sido el faro salvador de muchas de mis tormentas.




Escribir es siempre protestar, aunque sea de uno mismo.




En la inmensa región de los corazones conviven luces, fervores, negras sombras, estaciones frías o cálidas, montañas y selvas peligrosas, gozosos valles que nadie sino el dueño de cada corazón, si es que uno lo es siempre, puede ni remotamente comprender.

Prólogo al libro de Antonio Gala
"El corazón tardío"



Nunca me he desprendido de la infancia, y eso se paga caro. La inocencia es un lujo que uno no se puede permitir y del que te quieren despertar a bofetadas.



Se es de donde se quiere ser, y se pertenece a quienes se desea pertenecer.





Rafael de León

Rafael de León y Arias de Saavedra fue un poeta español de la Generación del 27 y autor de letras para copla, formando parte del trío Quintero, León y Quiroga, que nació el 6 de febrero de 1908 en Sevilla y falleció el 9 de diciembre de 1982 en Madrid.





Pena y alegría del amor

A José González Marín

Mira cómo se me pone
la piel cuando te recuerdo.

Por la garganta me sube
un río de sangre fresco
de la herida que atraviesa
de parte a parte mi cuerpo.
Tengo clavos en las manos
y cuchillos en los dedos
y en mi sien una corona
hecha de alfileres negros.

Mira cómo se me pone
la piel ca vez que me acuerdo
que soy un hombre casao
y sin embargo, te quiero.

Entre tu casa y mi casa
hay un muro de silencio,
de ortigas y de chumberas,,
de cal, de arena, de viento,
de madreselvas oscuras
y de vidrios en acecho.
Un muro para que nunca
lo pueda saltar el pueblo
que anda rondando la llave
que guarda nuestro secreto.
¡Y yo sé bien que me quieres!
¡Y tú sabes que te quiero!
Y lo sabemos los dos
y nadie puede saberlo.

¡Ay, pena, penita, pena
de nuestro amor en silencio!
¡Ay, qué alegría, alegría,
quererte como te quiero!

Cuando por la noche a solas
me quedo con tu recuerdo
derribaría la pared
que separa nuestro sueño,
rompería con mis manos
de tu cancela los hierros,
con tal de verme a tu vera,
tormento de mis tormentos,
y te estaría besando
hasta quitarte el aliento.
Y luego, que se me daba
quedarme en tus brazos muerto.

¡Ay, qué alegría y qué pena
quererte como te quiero!

Nuestro amor es agonía,
luto, angustia, llanto, miedo,
muerte, pena, sangre, vida,
luna, rosa, sol y viento.
Es morirse a cada paso
y seguir viviendo luego
con una espada de punta
siempre pendiente del techo.

Salgo de mi casa al campo
sólo con tu pensamiento,
para acariciar a solas
la tela de aquel pañuelo
que se te cayó un domingo
cuando venías del pueblo
y que no te he dicho nunca,
mi vida, que yo lo tengo.
Y lo estrujo entre mis manos
lo mismo que un limón nuevo,
y miro tus iniciales
y las repito en silencio
para que ni el campo sepa
lo que yo te estoy queriendo.

Ayer, en la Plaza Nueva,
-vida, no vuelvas a hacerlo-
te vi besar a mi niño,
a mi niño el más pequeño,
y cómo lo besarías
-¡ay, Virgen de los Remedios!-
que fue la primera vez
que a mí me diste un beso
Llegué corriendo a mi casa,
alcé mi niño del suelo
y sin que nadie me viera,
como un ladrón en acecho,
en su cara de amapola
mordió mi boca tu beso.

¡Ay, que alegría y que pena
quererte como te quiero!

Mira, pase lo que pase,
aunque se hunda el firmamento,
aunque tu nombre y el mío
lo pisoteen por el suelo,
y aunque la tierra se abra
y aun cuando lo sepa el pueblo
y ponga nuestra bandera
de amor a los cuatro vientos,
sígueme queriendo así,
tormento de mis tormentos.

¡Ay, que alegría y que pena
quererte como te quiero!





sábado, 20 de abril de 2019

Abe Midorijo

Abe Midorijo fue una poeta japonesa de haiku que nació en 1886 en Japón y falleció en 1980.





Por las cañas marchitas
oscurecidas por las nubes
el agua duerme.






Héctor Abad Faciolince

Héctor Joaquín Abad Faciolince es un escritor, novelista, poeta, editor y periodista colombiano, que nació el 1 de octubre de 1958 en Medellín (Colombia).





La memoria es un espejo opaco y vuelto añicos, o, mejor dicho, está hecha de intemporales conchas de recuerdos desperdigadas sobre una playa de olvidos.



viernes, 19 de abril de 2019

Dan Brown

Daniel Brown, más conocido como Dan Brown es un escritor estadounidense que nació el 22 de junio de 1964 en Exeter (New Hampshire, Estados Unidos).






Ojalá nuestra tecnología nunca deje atrás nuestra filosofía. Ojalá nuestro poder nunca supere nuestra compasión. Y que el motor del cambio no sea el miedo, sino el amor.





Muchos temen lo que no entienden.






jueves, 18 de abril de 2019

Adolfo Bioy Casares

Adolfo Bioy Casares fue un escritor argentino que nació el 15 de septiembre de 1914 en Buenos Aires y falleció el 8 de marzo de 1999.







Recuerden que en nuestra incapacidad de ver,
los movimientos del prestidigitador
se convierten en magia.





Sérgio Jockyman

Sérgio Jockyman fue un periodista, novelista, poeta y dramaturgo brasileño que nació el 29 de abril de 1930 en Palmeira das Misiones (Brasil) y falleció el 16 de febrero de 2011 en Campinas (São Paulo, Brasil).






Te deseo primero que ames,
y que amando, seas también amado.
Y que, de no ser así, seas pronto en olvidar
y que después de olvidar, no guardes rencores.
Deseo, pues, que no sea así,
pero que sí es, sepas ser sin desesperar.

Te deseo también que tengas amigos,
y que, incluso malos e inconsecuentes,
sean valientes y fieles, y que por lo menos
haya uno en quien confiar sin dudar.

Y porque la vida es así,
te deseo también que tengas enemigos.
Ni muchos ni pocos: en la medida exacta,
para que, algunas veces,
te cuestiones tus propias certezas.
Y que entre ellos, haya por lo menos uno que sea justo,
para que no te sientas demasiado seguro de ti mismo.

Te deseo además que seas útil, más no insustituible.
Y que en los momentos malos, cuando no quede nada más,
esa utilidad sea suficiente para mantenerte en pie.

Igualmente te deseo que seas tolerante,
no con los que se equivocan poco,
porque eso es fácil,
sino con los que se equivocan mucho e irremediablemente,
y que haciendo buen uso de esa tolerancia, sirvas de ejemplo a otros.

Te deseo que siendo joven no madures demasiado de prisa,
y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer,
y que siendo viejo no te desesperes.
Porque cada edad tiene su placer y su dolor,
y es necesario dejar que fluyan entre nosotros.

Te deseo de paso que estés triste.
No todo el año, sino apenas un día.
Pero que en ese día triste descubras
que la risa diaria es buena, que la risa habitual es insulsa,
y la risa constante es malsana.

Te deseo que descubras,
con urgencia máxima, por encima y a pesar de todo,
que existen y te rodean seres oprimidos,
tratados con injusticia y personas infelices.

Te deseo que acaricies un perro,
alimentes a un pájaro y escuches a un jilguero
elevar triunfante su canto matutino,
porque de esta manera te sentirás bien por nada en especial.

Deseo también que plantes una semillas,
por más minúscula que sea,
y la acompañes en su crecimiento,
para que descubras de cuántas vidas
está hecho un árbol.

Te deseo, además, que tengas dinero,
porque es necesario ser práctico.
Y que por lo menos una vez al año
pongas algo de ese dinero frente a ti y digas: "Esto es mío",
solamente para que quede claro
quién es el dueño de quien.

Te deseo también que ninguno de tus afectos muera,
pero que si muere alguno, puedas llorar sin lamentarte
y sufrir sin sentirte culpable.

Te deseo por fin que, siendo hombre, tengas una buena mujer,
y que siendo mujer tengas un buen hombre,
mañana y al día siguiente,
y que cuando estén exhaustos y sonrientes
hablen de amor para poder recomenzar.

Si llegaras a tener todas estas cosas,
no tengo nada más que desearte.





miércoles, 17 de abril de 2019

Elvira Laruelo

Elvira Laruelo es una escritora y poetisa asturiana, licenciada en Filología Hispánica y profesora de Lengua Castellana y Literatura, que nació en Les Arriondes en 1970.






Nunca encajaré en un mundo
en el que el odio se grita
y se susurra el "te quiero".




domingo, 14 de abril de 2019

George Washington

George Washington fue el primer presidente de los Estados Unidos entre 1789 y 1797, que nació el 22 de febrero de 1732 en Westmoreland (Virginia) y falleció el 14 de diciembre de 1799 en Mount Vernon (Virginia).






Si se quita la libertad de expresión, entonces mudos y silenciosos podemos ser guiados como ovejas al matadero.


sábado, 13 de abril de 2019

William James

William James fue un filósofo y psicólogo estadounidense que nació el 11 de enero de 1842 en Nueva York (Estados Unidos) y falleció el 26 de agosto de 1910 en Hampshire (Estados Unidos).





Si puedes cambiar tu mente puedes cambiar tu vida.





viernes, 12 de abril de 2019

Paul Éluard

Eugène-Emile-Paul Grindel, conocido como Paul Éluard, fue un poeta francés que nació el 14 de diciembre de 1895 en Saint-Denis (Francia) y falleció el 18 de noviembre de 1952 en Charenton-le-Pont (Francia).





Un sólo pensamiento

Sobre mis cuadernos de escuela,
sobre el pupitre, sobre el roble,
sobre la nieve y en la arena
escribo tu nombre.

Sobre las páginas leídas
sobre las páginas incólumes
-piedra, sangre, papel, ceniza-
escribo tu nombre.

En las imágenes doradas,
sobre los signos de la Corte,
sobre tizonas y corazas
escribo tu nombre.

Sobre el desierto y en la jungla,
sobre la infancia de las voces,
sobre la rama y en la gruta
escribo tu nombre.

Sobre el pan blanco de los días,
sobre el prodigio de la noche,
sobre la flor y las vendimias
escribo tu nombre.

Sobre las colinas remotas
en las alas de los gorriones,
sobre el molino de las sombras;
escribo tu nombre.

Sobre los hálitos del alba,
sobre la mar y sus galeones,
sobre la demente montaña,
escribo tu nombre.

Sobre el vellón de los espacios
y el estertor de los ciclones,
sobre el limo de los chubascos,
escribo tu nombre.

Sobre las formas cintilantes,
sobre la pátina del bronce,
sobre las físicas verdades,
escribo tu nombre.

Sobre las rutas desveladas
y las sendas sin horizonte,
sobre las mareas humanas,
escribo tu nombre.

Sobre la llama que fulgura,
sobre la lama que se esconde,
sobre los techos que se juntan,
escribo tu nombre.

Sobre la fruta en dos partida
del espejo que me recoge;
en mi lecho -concha vacía-
escribo tu nombre.

Sobre mi can goloso y tierno
y en la oreja que atenta pone,
sobre su salto poco diestro,
escribo tu nombre.

Sobre la grada de mi puerta.
sobre la loza y los arcones,
Sobre las ascuas de la leña,
escribo tu nombre.

Sobre la carne que se entrega,
en la faz del amigo noble,
sobre la mano que se estrecha,
escribo tu nombre.

Sobre el vitral de los secretos,
sobre las bocas ya sin voces,
sobre los más hondos silencios,
escribo tu nombre.

Sobre el albergue derruido,
sobre el escombro de mi torre,
sobre los muros de mi hastío
escribo tu nombre.

Sobre la ausencia sin deseos,
sobre mi soledad insomne,
sobre los lúgubres aleros,
escribo tu nombre.

Sobre la calma que retorna,
sobre los extintos pavores,
sobre el anhelo sin memoria,
escribo tu nombre.

Y en el poder de tu palabra
mi vida vuelve a comenzar:
he renacido a tu llamada
para invocarte.

¡LIBERTAD!




Escucho tu voz en todos los sonidos del mundo.




Hay otros mundos, pero están en este.
Hay otras vidas, pero están en ti.