jueves, 8 de diciembre de 2011

Antonio Gala

Antonio Gala Velasco es un escritor español que nació en Brazatortas (Ciudad Real) el 2 de octubre de 1930, aunque se consideraba cordobés de adopción. Fue un maestro de las palabras, un alquimista de las emociones que desde su juventud mostró una profunda inclinación hacia el conocimiento y la rebeldía. Su vida fue un constante desafío a las normas, un recorrido marcado por la pasión literaria, la reflexión crítica y un espíritu indomable. Gala no es un escritor común, era un creador que entendía que la literatura es tanto un reflejo del alma como una herramienta para transformar la realidad.
Lector precoz, Gala estudió Derecho en la Universidad de Sevilla y Filosofía, Letras, Ciencias Políticas y Económicas en la Universidad de Madrid, obteniendo varias licenciaturas. Sin embargo, su inquietud por la libertad lo llevó a abandonar la senda tradicional tras prepararse para Cuerpos de Abogados del Estado. En un acto de insurrección intelectual, romìó con ese futuro predestinado y optó por una vida menos convencional. Tras su paso por los Cartujos, de donde fue expulsado por no adaptarse a la vida monástica, vivió una vida bohemia en Portugal, donde comenzó su carrera literaria y periodística en 1959, ganando un accésit del Premio Adonáis de poesía, el que sería el primero de muchos reconocimientos.
A partir de 1963, Gala decidió vivir exclusivamente de la literatura, como si hubiera comprendido que era en las palabras donde realmente se encontraba a sí mismo. Su estilo literario, íntimo y detallado, susurraba al lector los matices más profundos del amor, el deseo y la nostalgia. Pero la vida le tenía reservadas duras pruebas. En la década de los setenta, sufrió una enfermedad grave que casi lo llevó a la muerte y tras recuperarse, comenzó a usar un bastón que se convirtió en uno de sus sellos personales, como una señal física de su capacidad para renacer.
Durante la Transición Española, Gala se convirtió en una figura relevante, defendiendo posiciones de izquierdas y un andalucismo radical. Las amenazas de muerte no lo amedrentaron y su voz siguió resonando con fuerza. En 1981 fue nombrado Presidente de la Asociación de Amistad Hispano Árabe y participó activamente en la Sociedad de Amistad España-URSS. También presidió la plataforma que se opuso a la entrada de España en la OTAN, siempre defendiendo sus principios con convicción.
La literartura fue su gran amor y su vida, pero Gala no solo destacó por sus libros, fue también un autor prolífico de artículos en medios como El País donde su pensamiento crítico y su capacidad para captar la esencia humana lo convirtieron en un referente. En los años noventa, se consolidó como novelista, ganado el Premio Planeta en 1990. Su labor como mecenas también lo llevó a fundar la Fundación Antonio Gala para Creadores Jóvenes, dedicada a apoyar a jóvenes artistas, porque para él, la creación debía ser una llama que nunca se apaga.
Antonio Gala falleció el 28 de mayo de 2023 en el Hospital Reina Sofía de Córdoba, pero su legado continua latiendo en cada obra que dejó. La Biblioteca Municipal de Guadalcázar lleva su nombre desde 2011 y en 2021 se inauguró la Casa Museo "La Baltasara" en Alhaurín el Grande, su refugio de verano desde los años ochenta, donde escribió gran parte de su obra. Gala es un faro en la literatura española, una figura que supo convertir la palabra en arte, el arte en vida, y la vida en un testimonio imperecedero de la belleza, el dolor y la humanidad.








Entre los bienes comunes más altos está - a mis ojos, al menos - la democracia. Que no es una panacea, sino una costosa posibilidad; no un hallazgo, sino un propósito continuado; no un regalo, sino un aprendizaje; no una imposición, sino algo que crece de abajo arriba y de dentro a fuera; no un bien que se defiende con armas, sino con el convencimiento y la generosidad; no una improvisación, sino el final de un camino de dudas; no un objeto que se adquiere con dinero, sino con la formación y la constancia. Por eso, en un país como el nuestro - que todos deseamos libre y flamante y gozoso -, la mediocridad, el rencor y la mentira - o sea, la fealdad - han de resignarse a recibir el pago que merecen, en lugar de ser condecorados como lo han sido antes de que vosotros llegarais. Y aún bastante después.







        ...La autoridad mal entendida hace que los políticos, impidan la subsistencia de una sociedad... organizada, fuerte, más libre y culta y poderosa. Sin ella, o a sus espaldas, no hay avance posible, porque los medios se transforman en fines. ¿Que será de la eficiencia económica sin una auténtica sociedad a la que sirva? Una sociedad en la que intervengan, si, los políticos y los empresarios, pero antes y más los maestros, los trabajadores, los creadores de toda clase: pensadores, científicos, filósofos y artistas. Ningún proyecto válido podrá hacerse sin ellos, que son la sal de esta tierra y la luz de este mundo. ...Los partidos políticos, ...a nadie más que a sí mismos representan, ...se alzarán, de no impedírselo, con el santo y con la limosna. O los partidos vuelven a ser sociales - lo que jamás debieron dejar de ser -, o se transformarán en enemigos de la democracia, que no es sólo una forma de gobierno, sino un estilo de vida.







No la amo porque sus labios sean dulces,
ni brillantes sus ojos, ni sus párpados suaves.
No la amo porque entre sus dedos
salte mi gozo y juegue
como juegan los días con la esperanza.
No la amo porque su cuerpo
sea para mi la única primavera.
No la amo porque, al mirarla,
sienta en la garganta el agua
y al mismo tiempo una sed insaciable.
La amo sencillamente
porque no puedo hacer otra cosa que amarla.






Sin cesar recorro con mis ojos los cielos
por si viese la estrella que tú estás contemplando.

A los viajeros de todas las tierras les pregunto,
por si alguno hubiese aspirado tu fragancia.

Cuando soplan los vientos, les ofrezco mi rostro,
por si ellos me trajesen noticias tuyas.

Por los caminos yerro, sin objeto ni rumbo,
por si escucho una canción que me diga tu nombre.

Furtivamente miro a todo el que me encuentro,
por si atisbo en alguno un rasgo que me recuerde tu hermosura.





Abrázame en tus alas
para que otro aire no me roce sino tu aliento,
del que vivo y muero.



En una rosa caben todas las primaveras.



Me desperté soñándote aquel día
en que estrenó mi corazón latido
y le puse tu nombre y apellido
al cielo, al sol, al mar y a la alegría.



Me duelen de esperarte el balcón y los ojos;
pero tú estás más lejos cada día,
más hecho a cada instante de música y recuerdo.
De esperarte, no sé ya ni quien eres:
un hombro, el hombro y la mano imposible,
los labios donde todo empieza y se concluye...





A trabajos forzados me condena
mi corazón, del que te di la llave.
No quiero yo tormento que se acabe,
y de acero reclamo mi cadena.

Ni concibe mi mente mayor pena
que libertad sin beso que la trabe,
ni castigo concibe menos grave
que una celda de amor contigo llena.

No creo en más infierno que tu ausencia.
Paraíso sin ti, yo lo rechazo.
Que ningún juez declare mi inocencia,

porque, en este proceso largo plazo,
buscaré solamente la sentencia
a cadena perpetua de tu abrazo.





Sólo aquello que amamos
es capaz de decirnos quienes somos.
Suele ocurrir en mayo o junio,
y hay quien se enamora de sólo una palabra
y quien se enamora de unos labios cerrados.
Pero es preciso andar sin preguntar adónde
hasta sentir la voz que llama desde lejos,
y que repite un nombre que ignorábamos,
y ese nombre es el nuestro,
y es a nosotros a quien llama.



Hoy se queman los últimos recuerdos
en un atardecer de antiguas llamas.
Voces que no entendemos nos advierten
de lo que no entendemos y nos mata,
mientras la luz a su cubil retorna
póstuma y delicada.
¿Qué hacer teniendo manos todavía?
¿Esperaremos otra vez el alba,
o dejaremos que la luna venga
a llenarlas de nuevo de fantasmas?

Hoy la ciudad parece, con la lluvia,
una mano cerrada.
El ayer reverdece en la memoria
debajo de la acacia,
y el beso que nos dieron a su sombra
los labios nos abrasa.
Quién abriera paisajes
donde olvidar el alma...
Hay flores en el aire
que olvidan dar fragancia:
va envejecido mayo
y son ya todo filo las espadas.

Corazón, nos hirieron, nos hirieron.
Ya no nos queda nada
que dar, que recibir, que arrebatarnos.
Hemos oído tantas
frases de amor que ahora
se nos desploma sorda la esperanza...
Hoy se queman los últimos recuerdos
y se dicen las últimas palabras.



No quisiera pensar si no pensara que,
privado que fui de tu hermosura,
me olvidara de mí si te olvidara.



Sólo quien avance bajo el fardo,
más o menos agobiante,
de sus tinieblas y su sinceridad,
bajo el fardo de su verdad más honda,
sólo quien avance bajo su peso íntegro y sin disfraz,
logrará caminar por el sendero
que le llevará a sí mismo:
el único sendero
en que tropieza uno con la paz y el amor,
la gratitud y la sonrisa.
Y encontrará lo que todos febrilmente persiguen
sin dar jamás con ello:
la cristalina fuente de la serenidad y la alegría.
Una fuente que brota en el mismísimo punto
y el mismísimo instante
en que se logra la aprobación
de uno mismo tal como es,
la aprobación de la vida como es,
la aprobación del mundo.

"Ahora hablaré de mí"



Cuánto tardan, sin ti,
las olas en pasar...





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