Luis Eduardo Aute fue músico, cantautor, director de cine, actor, escultor, escritor, pintor y poeta español que nació el 13 de septiembre de 1943 en Manila, Filipinas y falleció el 4 de abril de 2020 en Madrid. Fue una de las figuras más importantes de la canción de autor en español, con una carrera que abarcó varias décadas y exploró distintos campos artísticos.
Las letras de sus canciones están llenas de profundidad y poesía, lo convirtió en un referente de la canción pero además de en la música, Aute también destacó en la pintura, la poesía y el cine, con una creatividad que no conocía límites. Dirigió películas de animación y publicó varios libros de poemas, mostrando siempre una mirada personal llena de sensibilidad, además de reflexiva sobre la vida y el arte.
Sin tu latido
Hay algunos que dicen
Hay algunos que dicen
que todos los caminos conducen a Roma
y es verdad porque el mío
me lleva cada noche al hueco que te nombra
y le hablo y le suelto
una sonrisa, una blasfemia y dos derrotas;
luego apago tus ojos
y duermo con tu nombre besando mi boca.
Ay, amor mío,
qué terriblemente absurdo
es estar vivo
sin el alma de tu cuerpo,
sin tu latido,
sin tu latido.
Que el final de esta historia,
enésima autobiografía de un fracaso,
no te sirva de ejemplo,
hay quien afirma que el amor es un milagro
que no hay mal que no cure
pero tampoco bien que le dure cien años;
eso casi lo salva,
lo malo son las noches que mojan mi mano.
Ay, amor mío,
qué terriblemente absurdo
es estar vivo
sin el alma de tu cuerpo,
sin tu latido,
sin tu latido.
Aunque todo ya es nada,
no sé porque te escondes y huyes de mi encuentro,
por saber de tu vida
no creo que vulnere ningún mandamiento;
tan terrible es el odio
que ni te atreves a mostrarme tu desprecio,
pero no me hagas caso,
lo que me pasa es que este mundo no lo entiendo.
Ay, amor mío,
qué terriblemente absurdo
es estar vivo
sin el alma de tu cuerpo,
sin tu latido,
sin tu latido.

El niño que miraba al mar
Cada vez que veo esa fotografía
que huye del cliché del álbum familiar,
miro a ese niño que hace de vigía
oteando el más allá del fin del mar.
Aún resuena en su cabeza el bombardeo
de una guerra de Dragones sin cuartel,
su mirada queda oculta pero veo
lo que ven sus ojos porque yo soy él.
Y daría lo vivido
por sentarme a su costado
para verme en su futuro
desde todo mi pasado
y mirándole a los ojos
preguntarle ensimismado
si descubre a su verdugo
en mis ojos reflejado
mientras él me ve mirar
a ese niño que miraba el mar.
Ese niño ajeno al paso de las horas
y que está poniendo en marcha su reloj
no es consciente de que incuba el mar de aurora
ese mal de animal que ya soy yo.
Frente a él oscuras horas de naufragios
acumulan tumbas junto al malecón
y sospecha que ese mar es un presagio
de que al otro lado espera otro Dragón.
Y daría lo vivido
por sentarme a su costado
para verme en su futuro
desde todo mi pasado
y mirándole a los ojos
preguntarle ensimismado
si descubre a su verdugo
en mis ojos reflejado
mientras él me ve mirar
a ese niño que miraba el mar.

Me va la vida en ello
Cierto que huí de los fastos y los oropeles
y que jamás puse en venta ninguna quimera
siempre evité ser un súbdito de los laureles
porque vivir era un vértigo y no una carrera.
Pero quiero que me digas, amor,
que no todo fue naufragar
por haber creído que amar
era el verbo más bello...
dímelo...
me va la vida en ello.
Cierto que no prescindí de ningún laberinto
que amenazará con un callejón sin salida
ante otro "más de lo mismo" creí en lo distinto
porque vivir era búsqueda y no una guarida.
Cierto que cuando aprendí que la vida iba en serio
quise quemarla deprisa jugando con fuego
y me abrasé defendiendo mi propio criterio
porque vivir era más que unas reglas de juego.
No sé si voy o vengo
de algún sitio
donde nunca estuve.
Reivindico el espejismo
de intentar ser uno mismo,
ese viaje hacia la nada
que consiste en la certeza
de encontrar en tu mirada
la belleza
COSMOCARDIOGRAMA
El corazón del Universo
deja de latir,
no cuando se apaga la vida
sino cuando se apaga
el deseo de amar
y ser amado.
AUSENCIA
Me duelen las sombras que ocultan el alma
si el alma es la mente y la sombra, distancia.
Me duele la ausencia de mentes más claras
que nunca por claras tuvieron morada.
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