domingo, 6 de abril de 2014

Mario Benedetti

Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti Farrugia fue un escritor, poeta y dramaturgo uruguayo, integrante de la Generación del 45, que nació el 14 de septiembre de 1920 en Paseo de los Toros (Uruguay) y falleció el 17 de mayo de 2009 en Montevideo (Uruguay).







(seré curioso)

En una exacta
foto del diario
señor ministro 
del imposible

vi en pleno gozo
y en plena euforia
y en plena risa
su rostro simple

seré curioso
señor ministro
de qué se ríe
de qué se ríe

de su ventana
se ve la playa
pero se ignoran
los cantegriles

tienen sus hijos
ojos de mando
pero otros tienen
mirada triste

aquí en la calle
suceden cosas
que ni siquiera
pueden decirse

los estudiantes
y los obreros
ponen los puntos
sobre las íes

por eso digo
señor ministro
de qué se ríe
de qué se ríe

usté conoce
mejor que nadie
la ley amarga 
de estos países

ustedes duros
con nuestra gente
por qué con otros
son tan serviles

cómo traicionan
el patrimonio
mientras el gringo
nos cobra el triple

cómo traicionan
usté y los otros
los adulones
y los seniles

por eso digo
señor ministro
de qué se ríe
de qué se ríe

aquí en la calle
sus guardias matan
y los que mueren
son gente humilde

y los que quedan
llorando de rabia
seguro piensan
en el desquite

allá en la celda
sus hombre hacen
sufrir al hombre
y eso no sirve

después de todo
usté es el palo
mayor de un barco
que se va a pique

seré curioso
señor ministro
de qué se ríe
de qué se ríe




Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas

defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos

defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y de la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardíacos
de las endemias y las academias

defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres

defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa

defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas del azar
y también de la alegría.





Cinco minutos bastan
para soñar toda una vida,
así de relativo es el tiempo.




Si el corazón se aburre de querer
para qué sirve.




Con tu puedo y con mi quiero
vamos juntos compañero.




No te rindas,
por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda,
y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya
y tuyo también el deseo,
porque cada día es un comienzo nuevo,
porque esta es la hora y el mejor momento.





Todavía creo que nuestro mejor diálogo 
ha sido el de las miradas.




Más que besarla,
más que acostarnos juntos,
más que ninguna otra cosa,
ella me daba la mano
y eso era amor.




De los medios de comunicación
en este mundo tan codificado con internet
y otras navegaciones, yo sigo prefiriendo
el viejo beso artesanal
que desde siempre comunica tanto.




Unas veces me siento
como pobre colina
y otras como montaña
de cumbres repetidas.

Unas veces me siento
como un acantilado
y en otras como un cielo
azul pero lejano.

A veces uno es
manantial entre rocas
y otras veces un árbol
con las últimas hojas.

Pero hoy me siento apenas
como laguna insomne
como un embarcadero
ya sin embarcaciones

una laguna verde
inmóvil y paciente
conforme con sus algas
sus musgos y sus peces

sereno en mi confianza
confiado en que una tarde
te acerques y te mires,
te mires al mirarme.




En la vida hay que evitar
tres figuras geométricas;
los círculos viciosos
los triángulos amorosos
y las mentes cuadradas.




A los que buscan
aunque no encuentren

A los que avanzan
aunque se pierdan

A los que viven
aunque se mueran.




Y aunque no siempre he entendido
mis culpas y mis fracasos,
en cambio sé que en tus brazos
el mundo tiene sentido.




Te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro.




Qué les queda por hacer a los jóvenes,
en este mundo de paciencia y asco...
les queda no decir amén,
no dejar que les maten el amor,
recuperar el habla y la utopía,
ser jóvenes sin prisa y con memoria,
situarse en una historia,
que es la suya,
no convertirse en viejos prematuros.




Me gustaría mirar todo de lejos
pero contigo.




Hay pocas cosas
tan ensordecedoras
como el silencio.






Lo peor del eco
es que dice
las mismas barbaridades.






Te quiero
para volvernos locos de risa,
ebrios de nada
y pasear sin prisa por las calles,
eso si, tomados de la mano,
mejor dicho... del corazón.



Sigue llenando este minuto
de razones para respirar.




Desplegar las alas
e intentar de nuevo.




De eso se trata,
de coincidir con gente
que te haga ver cosas que tu no ves.
Que te enseñen a mirar con otros ojos.




Te quiero
como para escuchar tu risa toda la noche
y dormir en tu pecho,
sin sombras ni fantasmas,
te quiero
como para no soltarte jamás.




El olvido está tan lleno de memoria
que a veces no caben las remembranzas
y hay que tirar rencores por la borda.




Tu alma gemela
no es alguien que entra en tu vida en paz,
es alguien que viene
a poner en duda las cosas,
que cambia tu realidad,
alguien que marca
un antes y un después en tu vida.
No es el ser humano
que todo el mundo ha idealizado,
sino una persona común y corriente,
que se las arregla para revolucionar
tu mundo en un segundo.




Ella no decía nada.
Le gustaba que él le dijera cosas,
pero ella callaba.
Sólo sus ojos y sus manos hablaban...
Y eso bastaba.




Y he llegado a la conclusión
de que si las cicatrices enseñan;
las caricias, también.




Tengo la teoría de que cuando uno llora,
nunca llora por lo que llora,
sino por todas las cosas por las que no lloró
en su debido momento.




No vayas a creer lo que te cuentan del mundo
(ni siquiera esto que te estoy contando)
ya te dije que el mundo es incontable.



Yo amo, tú amas, él ama,
nosotros amamos, vosotros amáis, ellos aman.
Ojalá no fuese conjugación sino realidad.




Nunca pensé que en la felicidad
hubiera tanta tristeza.



Estábamos, estamos, estaremos juntos.
A pedazos, a ratos, a párpados, a sueños.



Fíjate que mi luto no fue vestirme de negro
sino quedarme sin risa.



Fíjese que cuando sonríe se le forman unas comillas
en cada extremo de la boca.
Esa, su boca, es mi cita favorita.




Por qué cantamos

Si cada hora viene con su muerte,
si el tiempo es una cueva de ladrones,
los aires ya no son los Buenos Aires,
la vida es nada más que un blanco móvil.

Usted preguntará por qué cantamos.

Si nuestros bravos quedan sin abrazo,
la patria muere de tristeza
y el corazón del hombre se hace añicos,
antes aún que explote la vergüenza.

Usted preguntará por qué cantamos.

Si estamos lejos como un horizonte,
si allá quedaron árboles y cielo,
si cada noche es siempre alguna ausencia
y cada despertar un desencuentro.

Usted preguntará por qué cantamos.

Cantamos porque el río está sonando
y cuando suena el río, suena el río.
Cantamos porque el cruel no tiene nombre
y en cambio tiene nombre su destino.

Cantamos por el niño y porque todo
y porque algún futuro y porque el pueblo.
Cantamos porque los sobrevivientes
y nuestros muertos quieren que cantemos.

Cantamos porque el grito no es bastante
y no es bastante el llanto ni la broca
Cantamos porque creemos en la gente
y porque venceremos la derrota.

Cantamos porque el sol nos reconoce
y porque el campo huele a primavera
y porque en este tallo en aquel fruto
cada pregunta tiene su respuesta.

Cantamos porque llueve sobre el surco
y somos militantes de la vida
y porque no podemos ni queremos
dejar que la canción se haga ceniza.






 
Nadie nos advirtió que extrañar es el costo que tienen los buenos momentos.





De vez en cuando la alegría
tira piedritas contra mi ventana
Quiere avisarme que está ahí esperando.






Nos pasamos toda la vida soñando con deseos incumplidos, recordando cicatrices, construyendo artificial y mentirosamente lo que pudimos haber sido; constantemente nos estamos frenando, conteniendo, constantemente estamos engañando y engañándonos; cada vez somos menos verdaderos, más hipócritas; cada vez tenemos más vergüenza de nuestra verdad.








Si algún día me ves triste no me digas nada,
sólo quiéreme.




De vez en cuando hay que hacer
una pausa

contemplarse a sí mismo
sin la fruición cotidiana

examinar el pasado
rubro por rubro
etapa por etapa
baldosa por baldosa

y no llorarse las mentiras
sino cantarse las verdades




Que bueno que tengas el valor de ser distinto
y no sucumbas al poder unánime



Pero una cosa es cierta: no me atrevo a juzgarte. Sé que cuando uno ve las cosas desde fuera, cuando uno no se siente complicado en ellas, es muy fácil proclamar qué es lo malo y qué es lo bueno. Pero cuando uno está metido hasta el pescuezo en el problema (y yo he estado muchas veces así), las cosas cambian, la intensidad es otra, aparecen hondas convicciones, inevitables sacrificios y renunciamientos que pueden parecer inexplicables para el que sólo observa.




Cuando los odios andan sueltos, uno ama en defensa propia.





1 comentario:

Suscríbete a esta entrada y recibe por email las nuevas actualizaciones y comentarios añadidos
Marca la opción "Avisarme"