Sérgio Jockyman fue un periodista, novelista, poeta y dramaturgo brasileño que nació el 29 de abril de 1930 en Palmeira das Misiones (Brasil) y falleció el 16 de febrero de 2011 en Campinas (São Paulo, Brasil).
Te deseo primero que ames,
y que amando, seas también amado.
Y que, de no ser así, seas pronto en olvidar
y que después de olvidar, no guardes rencores.
Deseo, pues, que no sea así,
pero que sí es, sepas ser sin desesperar.
Te deseo también que tengas amigos,
y que, incluso malos e inconsecuentes,
sean valientes y fieles, y que por lo menos
haya uno en quien confiar sin dudar.
Y porque la vida es así,
te deseo también que tengas enemigos.
Ni muchos ni pocos: en la medida exacta,
Ni muchos ni pocos: en la medida exacta,
para que, algunas veces,
te cuestiones tus propias certezas.
Y que entre ellos, haya por lo menos uno que sea justo,
para que no te sientas demasiado seguro de ti mismo.
Te deseo además que seas útil, más no insustituible.
Y que en los momentos malos, cuando no quede nada más,
esa utilidad sea suficiente para mantenerte en pie.
Igualmente te deseo que seas tolerante,
no con los que se equivocan poco,
porque eso es fácil,
sino con los que se equivocan mucho e irremediablemente,
y que haciendo buen uso de esa tolerancia, sirvas de ejemplo a otros.
Te deseo que siendo joven no madures demasiado de prisa,
y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer,
y que siendo viejo no te desesperes.
Porque cada edad tiene su placer y su dolor,
y es necesario dejar que fluyan entre nosotros.
Te deseo de paso que estés triste.
No todo el año, sino apenas un día.
Pero que en ese día triste descubras
que la risa diaria es buena, que la risa habitual es insulsa,
y la risa constante es malsana.
Te deseo que descubras,
con urgencia máxima, por encima y a pesar de todo,
que existen y te rodean seres oprimidos,
tratados con injusticia y personas infelices.
Te deseo que acaricies un perro,
alimentes a un pájaro y escuches a un jilguero
elevar triunfante su canto matutino,
porque de esta manera te sentirás bien por nada en especial.
Deseo también que plantes una semillas,
por más minúscula que sea,
y la acompañes en su crecimiento,
para que descubras de cuántas vidas
está hecho un árbol.
Te deseo, además, que tengas dinero,
porque es necesario ser práctico.
Y que por lo menos una vez al año
pongas algo de ese dinero frente a ti y digas: "Esto es mío",
solamente para que quede claro
quién es el dueño de quien.
Te deseo también que ninguno de tus afectos muera,
pero que si muere alguno, puedas llorar sin lamentarte
y sufrir sin sentirte culpable.
Te deseo por fin que, siendo hombre, tengas una buena mujer,
y que siendo mujer tengas un buen hombre,
mañana y al día siguiente,
y que cuando estén exhaustos y sonrientes
hablen de amor para poder recomenzar.
Si llegaras a tener todas estas cosas,
no tengo nada más que desearte.
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