Herbert Ernst Karl Frahm, más conocido como Willy Brandt nació el 18 de diciembre de 1913 en Lübeck, Alemania, y falleció el 8 de octubre de 1992 en Unkel, Alemania. Fue un hombre que, en tiempos difíciles, actuó como un puente. Fue el canciller de Alemania entre 1969 y 1974, y su influencia se extiende más allá de los años que ocupó ese cargo.
Su nombre está ligado a la Ostpolitik, una política que buscó abrir caminos con Europa del Este durante la Guerra Fría. Uno de sus gestos más significativos ocurrió en 1970, durante una visita a Varsovia. Se arrodilló frente al monumento a las víctimas del gueto judío como una forma de pedir perdón por los crímenes del nazismo, aunque él mismo había sido un opositor al régimen de Hitler.
También fue un líder que creyó en el diálogo como herramienta para sanar y avanzar. Consideraba esencial que Alemania se enfrentara a su pasado y extendiera la mano a sus vecinos. Por su labor en este sentido, recibió el Premio Nobel de la Paz en 1971. En un mundo dividido por muros, trabajó con determinación para construir puentes.
Su vida, sin embargo, no estuvo exenta de momentos difíciles. En 1974, renunció a su cargo como canciller tras un escándalo de espionaje en su entorno cercano.
Willy Brandt apostó por la reconciliación cuando el odio era la respuesta más sencilla. Su vida es un ejemplo del valor para saber enfrentarse al pasado y la necesidad de construir un futuro.
Las barreras mentales por lo general
perviven más tiempo que las del hormigón.

Permitir una injusticia significa
abrir el camino a todas las que siguen.
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