domingo, 17 de junio de 2018

Étienne de la Boétie

Étienne de la Boétie fue un escritor y político francés que nació el 1 de noviembre de 1530 en Sarlat-la-Canéda (Francia) y falleció el 18 de agosto de 1563 en Burdeos (Francia).





¡Pobres gentes miserables, pueblos insensatos, naciones que os acomodáis a vuestro mal y os cegáis ante vuestro bien! Os dejáis arrebatar ante vuestros ojos lo más bello y luminoso de vuestras rentas, dejáis que saqueen vuestros campos y que roben y despojen vuestras casas de los viejos muebles legados por vuestros antepasados. Tal y cómo vivís, ya no tenéis nada vuestro. Parece que seríais felices si sólo quedase a vuestra disposición la mitad de vuestros bienes, de vuestras familias, de vuestras vidas. Y tales estragos, tales desgracias y tal ruina no os llegan de mano de los enemigos, sino del enemigo, de aquel al que vosotros habéis convertido en lo que es, aquel para el que marcháis valerosamente hacia la guerra y por cuya grandeza no rechazáis echaros en brazos de la muerte. Y, sin embargo, ese amo sólo tiene dos ojos, dos manos, un cuerpo, nada que no tenga el último de los habitantes de nuestras ciudades. Él sólo tiene de más aquello que vosotros le dais para que os destruya. ¿De dónde saca todos esos ojos que os espían, sino de vosotros mismos? ¿Cómo tendría todas esas manos que os golpean, sino os las tomase en préstamo? Los pies con que pisotea vuestras ciudades, ¿no son vuestros? ¿Qué poder tiene sobre vosotros, salvo a vosotros mismos? ¿Cómo se atrevería a agrediros si no fuese porque lo hace de acuerdo con vosotros? ¿Qué mal podría haceros sino fueseis los encubridores del ladrón que os roba, los cómplices del asesino que os mata, los traidores de vosotros mismos?
Sembráis vuestros campos para que él los devaste, amuebláis y acondicionáis vuestra casa para proveer su pillaje, educáis a vuestras hijas para entregarlas a su lujuria, alimentáis a vuestros hijos para que, en el mejor de los casos, les convierta en soldados, para que los lleve a la guerra y a la masacre, para que los haga ministros de sus codicias y ejecutores de sus venganzas. Os acostumbráis a la pena para que él pueda regalarse todas sus delicias y repantigarse en sus sucios placeres. Os debilitáis para que él sea más fuerte y pueda teneros agarrados por la brida con mayor rudeza. Tantas y tantas indignidades que las propias bestias se negarían a soportar si las sintiesen, y de las que podríais liberaros si intentáseis, no ya lograr vuestra liberación, sino solamente quererla. Tomad la resolución de no servir y seréis libres. No os pido que le empujéis y le hagáis tambalear, sino sólo que no le sostengáis. Entonces veríais como un gran coloso, al que se le ha roto su base, se derrumba por su propio peso y se destruye.




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