sábado, 9 de abril de 2016

Virginia Woolf

Virginia Woolf, cuyo nombre real es Adeline Virginia Stephen, nació en Londres el 25 de enero de 1882 y falleció en Lewes (Sussex) el 28 de marzo de 1941. Fue una novelista, ensayista, escritora de cartas, editora, feminista y cuentista británica, considerada una de las más destacadas figuras de la literatura del siglo XX.
Fue una escritora profunda, atormentada, pero también una feminista lúcida que puso sobre la mesa algo que muchas mujeres aún hoy seguimos reclamando: la libertad no solo del cuerpo, sino también de la mente, la creatividad y los recursos. Para ella, la independencia económica y un espacio propio para pensar y crear eran condiciones indispensables para que las mujeres puedan expresarse y realizarse como personas completas.
Nació en una familia culta e intelectualmente activa, pero también en una época en la que las mujeres estaban confinadas a papeles muy rígidos y desde niña vivió la tensión entre ese mundo iluminado por el arte y la cultura, y las normas sociales que limitaban a las mujeres.
Parte de su libertad creativa provino de sus ingresos como periodista. El periodismo le permitió no depender de otros y le dio la base material para dedicarse también a la literatura y a la escritura.
Necesitar y reivindicar un espacio propio para escribir implicaba desafiar las expectativas sociales sobre lo que debe ser “el papel de una mujer”. No renunció a la escritura ni al pensamiento crítico, aunque eso implicara enfrentarse a su propia herencia familiar, a sus crisis emocionales y a un mundo que no estaba preparado para esa radicalidad.
Ella sabía que muchas mujeres no podían dedicarse a crear si se les negaba la autonomía económica, si se les impedía acceder a recursos, si no podían disponer de su tiempo, si no tenían un rincón para sí mismas.
Su pensamiento feminista no está desligado de su preocupación por los derechos humanos en general y en sus escritos, la libertad personal está entrelazada con la justicia social.
Virginia Woolf, desde su propia inquietud interior, planteó que la verdadera emancipación de las mujeres pasaba por el control de sus vidas: tener sus propios recursos, espacio, tiempo y poder de decisión y quería que las mujeres se reconocieran como creadoras, como sujetas pensantes, no como meros adornos en la historia literaria o social.
Hoy su voz sigue presente porque muchos de los derechos que ella reclamaba —sobre salario justo, sobre autonomía, sobre la necesidad de espacios propios— siguen siendo importantes. En un mundo donde se sigue luchando para que las mujeres tengan las mismas oportunidades laborales, para que no dependan económicamente, para que sean reconocidas por su creación intelectual, su mensaje sigue siendo necesario.






No hay barrera, cerradura, ni cerrojo
que puedas imponer
a la libertad de mi mente.



Durante la mayor parte de la historia,
Anónimo era una mujer.



For most of history,
Anonymous was a woman.




No es necesario apresurarse. No es necesario brillar. No es necesario ser nadie más que una misma.



Cuantas mujeres olvidadas porque ellas mismas ni siquiera pudieron, pueden o podrán decir, esta boca es mía, este cuerpo es mío, esto es lo que yo pienso.



He tenido un instante de inmensa paz. Quizá esto sea la felicidad.




Quien nos roba los sueños nos roba la vida




La historia de la mayoría de las mujeres está oculta por el silencio o por adornos que equivalen al silencio.




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