José Luis Sampedro Sáez fue un destacado economista, escritor y humanista español que nació el 1 de febrero de 1917 en Barcelona, cuya obra y pensamiento abarcó tanto el ámbito de la economía como el de la literatura con un fuerte compromiso social y ético.
Pasó gran parte de su infancia en Tánger, una ciudad que le ofreció una perspectiva cosmopolita y abierta al mundo desde muy joven. A los 13 años, su familia regresó a España y en 1936, en medio de la Guerra Civil Española, fue movilizado por el ejército republicano pero más tarde se pasó al ejército sublevado, una decisión que refleja la complejidad de la situación política y personal de aquellos tiempos.
Después de la guerra, Sampedro consiguió una plaza como funcionario de aduanas en Melilla, lo que le permitió trasladarse a Madrid para estudiar Ciencias Económicas. Completó sus estudios en 1947 con un Premio Extraordinario. Tras finalizar sus estudios, comenzó a trabajar en el Banco Exterior de España, al mismo tiempo que impartía clases en la Universidad Complutense de Madrid. En 1955, fue nombrado catedrático de Estructura Económica, una posición que ocupó hasta 1969. Durante estos años, Sampedro también experimentó las tensiones políticas de la época que lo llevaron a ser profesor visitante en las universidades de Salford y Liverpool entre 1969 y 1970.
A su regreso a España, Sampedro solicitó la excedencia en la Universidad Complutense para incorporarse al Ministerio de Hacienda y en 1976 volvió al Banco Exterior de España. Su influencia en la vida política española se consolidó cuando fue nombrado Senador por designación real en 1977, un cargo que ocupó hasta 1979.
Paralelamente a su carrera como economista, Sampedro desarrolló una prolífica carrera literaria, siendo autor de numerosas novelas que reflejan su profunda preocupación por los problemas sociales y humanos.
En 1990 fue nombrado miembro de la Real Academia Española, un reconocimiento a su contribución tanto a la economía como a la literatura. A finales de los años 90 se casó con la poetisa y traductora Olga Lucas, con quien compartió sus últimos años.
Falleció en Madrid el 8 de abril de 2013 dejando un legado de pensamiento crítico y humanista. Su obra continua siendo un referente en la literatura y el pensamiento español, celebrándose su vida y contribución a través de exposiciones como la inaugurada en 2014 en Alhama de Aragón, en su casa palacio, que muestra una muestra permanente de su vida y obra.
Sampedro es recordado no solo por su capacidad literaria y su agudeza como economista, sino también por su firme compromiso con los valores éticos y su defensa de una sociedad más justa y humana.
¿La gente está loca?
NO
La gente está manipulada.
Es asombroso que la Humanidad
todavía no sepa vivir en paz,
que palabras como "competitividad"
sean las que mandan
frente a palabras como "convivencia".
Nos educan para ser productores y consumidores
no para ser hombres libres.
Hay una cosa que me preocupa:
Hasta qué punto
se están destruyendo valores básicos.
No hablo ya de derechos humanos,
sino de la justicia, la dignidad, la libertad,
que son constitutivas de la civilización.
La crisis pasará, por supuesto, pero lo hará a costa del sufrimiento de todos nosotros, porque, con la mitad del dinero que se pretende inyectar para que un banco esté lleno, se podría evitar el recorte en lo más importante que hay: la educación y la sanidad.
Hay que respetar las leyes
siempre que las leyes sean respetables.
Nos gobiernan a través del miedo.
El sistema ha organizado un casino
para que ganen siempre los mismos.
Lo más grave de la situación mundial de hoy es su concepto inhumano del desarrollo, entregado a las ventajas y conveniencias de la economía de los países adelantados, con una economía de mercado cuya obsesión es la venta al consumo de bienes materiales. Este consumismo general en el mercado es la causa primera de la contaminación, del subdesarrollo, de la explotación por las multinacionales, etc. Vivimos en un mundo que parece querer suicidarse.
Lo que más me indigna es la indiferencia con que se contemplan las cosas, en general. Y en los dirigentes la ignorancia y la soberbia.
La opinión pública está influida por los medios de comunicación y los medios están en manos de quienes mandan y los que mandan favorecen a los que dicen lo que a ellos les conviene y borran todo lo que nos les conviene. Así que la opinión pública es, sobre todo, opinión mediática.
La enseñanza, debe ser, sobre todo,
una provocación intelectual.
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