Mientras se agota el corazón,
yo sigo aquí,
respirando entre ruinas,
mordiendo palabras
que no quiero tragar.
Hay días en que amar es una guerra,
y ser mujer
y ser voz en mitad del ruido.
Todo pesa.
Todo arde.
Todo sangra.
El mundo cae a trozos
y mientras se agota el corazón,
otros bailan sobre nuestros muertos,
otros firman acuerdos
que nunca nos nombran,
y nosotras…
nosotras seguimos pariendo vida
aunque nos la arranquen de cuajo.
Nos levantamos con las pestañas rotas,
pero seguimos.
Nos quitan casa, nombre, bandera,
pero seguimos.
Nos niegan, nos borran,
nos queman en silencio,
pero seguimos.
No hay tregua en esta piel
que aprendió a resistir
desde que supo amar
como no querían que amara.
Y aunque el pecho se vacíe
como un cántaro seco,
aunque las lágrimas escaseen
como pan en guerra,
aún late.
Aún queda.
Aún resiste.
Mientras se agota el corazón,
yo escribo.
Para no ceder.
Para no olvidar.
Para no rendirme.
Porque a pesar del miedo,
del cansancio,
del mundo que se derrumba,
sigo eligiendo el amor
como mi forma más feroz
de lucha.
SsJ