Nos están matando
y el mundo cambia de canal.
Como si la sangre tuviera subtítulos,
como si el llanto se pudiera silenciar
con otro clic.
Nos están matando
bajo los escombros del silencio,
con bombas que no discriminan
ni cunas,
ni pechos,
ni nombres.
Nos están matando
y aún así hay quien pregunta
si somos humanos.
Nos diseccionan la dignidad
en debates sin alma,
como si la muerte necesitara contexto.
Nos están matando
y mientras tú decides si compartir o no,
alguien muere con el nombre
que nunca aprenderás a pronunciar.
Gaza no es un titular.
Es una cuna rota.
Un cuaderno calcinado.
Gaza no es un conflicto.
Es una masacre cronometrada,
una limpieza con firma internacional.
Nos enseñaron a llorar por unos
y a justificar la muerte de otros.
Nos dijeron que algunas vidas
valen menos,
duelen menos,
importan menos.
sangre envuelta en diplomacia,
ni paz con condiciones,
ni derechos humanos con asteriscos.
En Gaza no queda refugio.
Ni túnel,
ni escuela,
ni hospital,
ni rincón del alma
que no haya sido bombardeado.
Yo no nací para callar.
Yo no quiero palabras bonitas.
Quiero justicia.
Quiero memoria.
Quiero que el mundo mire de frente
y se avergüence.
Reclamo mi rabia,
mi derecho a gritar,
mi deber de no callarme.
Nos están matando.
Y yo no puedo —no quiero—
mirar hacia otro lado.
SsJ
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Suscríbete a esta entrada y recibe por email las nuevas actualizaciones y comentarios añadidos
Marca la opción "Avisarme"