Emil Cioran fue un pensador y escritor nacido el 8 de abril de 1911 en Rășinari, Transilvania (entonces Imperio austrohúngaro, hoy Rumanía). Desde joven le obsesionaron las grandes preguntas de la vida. Estudió Filosofía, primero en Bucarest y luego en Berlín. En 1937 se instaló en París, ciudad donde vivió hasta su muerte el 20 de junio de 1995.
Empezó escribiendo en rumano, pero a partir de 1949 lo hizo en francés. Su primer libro en este idioma fue premiado y a partir de ahí publicó obras en las que hablaba, con honestidad y sin adornos, sobre el dolor, la muerte, el vacío o la desesperanza.
Cioran no buscaba convencer ni consolar. Escribía desde la duda, desde el desencanto, desde el derecho a no creer en nada. Cuestionaba religiones, ideologías y cualquier verdad absoluta. Elegía el pensamiento libre, el silencio, incluso el no saber.
Nunca quiso ser ciudadano francés, a pesar de vivir en París durante décadas. Su estilo, duro y sin concesiones, llegó a muchos lectores, porque no escribía para dar respuestas, sino para sacudir las mentes.
No son los males violentos los que nos marcan, sino los males sordos, los insistentes, los tolerables, aquellos qué forman parte de nuestra rutina y nos minan meticulosamente como el tiempo.
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