sábado, 18 de agosto de 2012

Bertolt Brecht

Eugene Berthold (Bertolt) Friedrich Brecht fue un dramaturgo y poeta alemán que nació en Augsburgo el 10 de febrero de 1898 y falleció en Berlín este el 14 de agosto de 1956. Fue un arquitecto de emociones, un ingeniero de ideas que rediseñó la estructura del teatro para siempre.
Brecht no solo escribió obras, construyó un nuevo teatro: el teatro épico, una maquinaria diseñada para hacer pensar, no solo sentir. En sus escenarios, los personajes no eran héroes trágicos ni meros reflejos de emociones humanas, eran engranajes de una compleja narrativa que buscaba despertar la conciencia del público. Brecht, con su distanciamiento, pedía al espectador que no se perdiera en la ilusión, sino que observara desde fuera, como un testigo crítico, como un juez de la sociedad misma.
Desde sus primeros pasos en Augsburgo hasta sus últimos días en Berlín, Brecht moldeó el teatro alemán del siglo XX. Sus obras, cargadas de una ironía punzante y una crítica social implacable, son un reflejo de su tiempo, pero también de todos los tiempos. En su teatro, el mundo no era un escenario para ser contemplado pasivamente, sino una realidad que debía ser comprendida, deconstruida y, finalmente, transformada.
Bertolt Brecht, el gran visionario del siglo, sigue siendo el padre de un teatro que no busca entretener, sino iluminar. Un teatro que es, en esencia, una conversación perpetua entre la realidad y el cambio.







Hay hombres que luchan un día y son buenos. 
Hay otros que luchan un año y son mejores. 
Hay otros que luchan muchos años y son muy buenos. 
Pero hay quienes luchan toda la vida, 
esos son imprescindibles.



El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de los frijoles, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales.



Muchos jueces son incorruptibles,
nadie puede inducirlos a hacer justicia.



No acepten lo habitual como cosa natural
pues en tiempos de desorden sangriento,
de confusión organizada,
de arbitrariedad consciente,
de humanidad deshumanizada,
nada debe parecer imposible de cambiar.



Cuando hayan hablado los que dominan
hablarán los dominados.
¿De quién depende que siga la opresión?
De nosotros.
¿De quién que se acabe?
De nosotros también.
Los vencidos de hoy son los vencedores de mañana.



Las revoluciones se producen
en los callejones sin salida.



¡Contra la injusticia y la impunidad!
Ni perdón ni olvido.



La más hermosa de todas las dudas
es cuando los débiles y los desalentados
levantan su cabeza
y dejan de creer en la fuerza de sus opresores.




Qué tiempos serán los que vivimos,
que hay que defender lo obvio.



Qué desdichada es la tierra que necesita héroes.



Con la guerra aumentan las propiedades de los hacendados, aumenta la miseria de los miserables, aumentan los discursos del general, y crece el silencio de los hombres.



¡No temas preguntar, compañero!
¡No te dejes convencer!
¡Compruébalo tú mismo!
Lo que no sabes por ti, no lo sabes.





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