jueves, 7 de diciembre de 2023

Marga Gil Roësset


Las Sinsombrero son unas mujeres, artistas e intelectuales que participaron en la modernización social y cultural de su época, aunque muchas de ellas han quedado en el olvido y esta serie no tiene más objetivo que rendir un pequeño homenaje y traerlas de vuelta al lugar que les corresponde, que es nuestra memoria, a veces olvidadiza, y una de las Sinsombrero fue Margarita Gil Roësset, escultora, ilustradora y poetisa española perteneciente a la Generación del 27 que nació el 3 de marzo de 1908 en Las Rozas de Madrid.

Dibujo realizados para el cuento El niño de oro, publicado en 1920

Su parto fue complicado y los médicos auguraron una muerte prematura pero su madre luchó y consiguió sacarla adelante.

Dibujo realizados para el cuento El niño de oro, publicado en 1920

Tanto ella como su hermana Consuelo, tres años mayor que ella, crecieron en un ambiente ilustrado y fueron educadas bajo la tutela de su madre, Margot Roësset, que les inculcó el gusto por el arte y las apremió a crear cuentos, instruyéndolas para ser unas personas cultas, hablando cuatro idiomas, estudiando historia y arte con un profesor particular, viajando, visitando museos y asistiendo a conciertos de música clásica.

Ilustración para el cuento Rose des bois (1921)

Marga Gil Roësset fue una niña prodigio, a los siete años ya mostraba una extraordinaria capacidad para el dibujo y es de esta edad la obra más temprana que se conserva de ella, un cuento que escribió e ilustró para su madre, y este talento queda patente con la publicación en 1920 de un cuento de su hermana titulado El niño de oro, extraordinariamente ilustrado por ella.

Ilustración para el cuento Rose des bois (1921)

En 1923 Marga dio un giro absoluto y empezó a dedicarse a la escultura con tan solo 15 años.

Niño acostado (1923)

Su madre siempre había querido rodear a sus hijas de lo mejor y siguiendo esta línea la llevó a Víctor Macho, escultor español, precursor de la escultura contemporánea española que se negó a darle clases por miedo a estropear su talento, por lo que Marga  fue completamente autodidacta.

Adán y Eva expulsados del paraíso (1924)

En 1930, con 22 años presentó un Adán y Eva en la Exposición Nacional de Bellas Artes con el que consiguió un notable éxito, en 1931 concurrió a la Exposición anual del Círculo de Bellas Artes, al Concurso Nacional de Escultura y sus libros y dibujos se expusieron en la Exposición Internacional del Libro de Arte, organizada por la Asociación Internacional del libro de Arte francés en el Petit Palais de París.

Para toda la vida (1929)

Marga y su hermana Consuelo eran admiradoras de la escritora española Zenobia Camprubí, traductora del poeta bengalí Rabindranath Tagore que estaba casada con el poeta español y Premio Nobel de Literatura Juan Ramón Jiménez.

1929

En 1932 en un recital de ópera, la mezzosoprano Olga Bauer-Pilecka presentó al matrimonio a las dos hermanas y Marga se enamoró perdidamente del poeta.

Maternidad (1929)

El 28 de julio de ese mismo año ante la conciencia de que su amor por Juan Ramón era imposible y sintiéndose terriblemente infeliz por ello, Marga Gil Roësset, con tan solo 24 años, se suicidó, pegándose un tiro en la sien.


Adán y Eva (1930)

Antes de morir, dejó un diario, que fue publicado en 2015, para el poeta declarandole su amor por él, al igual que también dejó cartas para sus padres, hermanos (además de a Consuelo, tenía dos hermanos más, menores que ella), a sus sobrinos y a la propia Zenobia Camprubí.

Hombre con perros (1932)

En 1933 se publicó un libro póstumo de canciones, con texto en francés y castellano de su hermana Consuelo, música de su cuñado, el violinista, compositor y profesor de música español José María Franco y tres ilustraciones de Marga, una de las cuales, según indican expertos en arte, se supone que fue imitada en El principito de Antoine de Saint-Exupéry.

Abuelito sabio (1932)

Su trayectoria impresionó a todo el que conoció su obra, por su cambio de género artístico, pasando del papel, la acuarela y la tinta, a la madera, la escayola y el granito,y el estilo, pasando del modernismo al vanguardismo en un tiempo muy breve, ya que en poco más de diez años, menos de la mitad de su corta vida, despliega su pericia como ilustradora usando tinta china y acuarela sobre papel, para pasar después a dominar la técnica del vaciado en escayola y bronce para alcanzar a continuación una sorprendente maestría en la talla de madera, aplicando,a finales de su vida, martillo y cincel a la piedra y el granito.

20 hermanos (1932)

Gracias a su talento en la escultura fue aceptada en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes en 1930 y 1932, siendo su escultura más reconocida el busto que realizó de Zenobia Camprubí.

Grupo (1932)

Antes de suicidarse, Marga Gil Roësset trató de destruir toda su obra, salvando sin embargo el busto de Zenobia, ya que aunque Marga amaba a Juan Ramón, también sentía una sincera admiración y cariño por ella, pero en el 2001, el Círculo de Bellas Artes de Madrid mediante una exposición y varios artículos de prensa consiguieron recuperar lo que quedaba de sus esculturas (quedan 26 figuras, que en realidad son 16, porque 10 de ellas son réplicas), sus acuarelas y sus dibujos en tinta china.

Tú me mirarás llorando (1932)

La Fundación Juan Ramón Jiménez también ha contribuido a la conservación y preservación de las obras mediante la inauguración de una exposición sobre su escultura en la Casa Museo Zenobia y Juan Ramón de Moguer.

Busto de Zenobia Camprubí (1932)

A pesar de su corta vida, Marga Gil Roësset nos deja una obra de un estilo único y su contribución al arte español es innegable, siendo una de las figuras más importantes de los movimientos culturales y artísticos de la España de principios del siglo XX, por ello se merece que la rescatemos del olvido y le demos el lugar que se merece una mujer como ella, una artista única e irrepetible, con una fuerza arrolladora que debe estar en el lugar que ocupan los genios con un talento innato, inimitable e irrepetible.

Las cerezas (1933)

Juan Ramón Jiménez en su obra Españoles de tres mundos le dedicó un hermoso texto en el que le decía: "Si pensaste al morir que ibas a ser bien recordada, no te equivocaste, Marga. Acaso te recordaremos pocos, pero nuestro recuerdo te será fiel y firme. No te olvidaremos, no te olvidaré nunca. Que hayas encontrado bajo la tierra el descanso y el sueño, el gusto que no encontraste sobre la tierra. Descansa en paz, en la paz que no supimos darte, Marga bien querida".




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Suscríbete a esta entrada y recibe por email las nuevas actualizaciones y comentarios añadidos
Marca la opción "Avisarme"