martes, 4 de septiembre de 2012

Antonio Machado

Antonio Machado Ruiz nació el 26 de julio de 1875 en Sevilla. Fue una de las voces más jóvenes y brillantes de la Generación del 98, un poeta que dejó una huella indeleble en la literatura española. Al principio de su trayectoria se sintió atraído por los destellos del modernismo, un estilo que compartió con su hermano Manuel, sin embargo, con el paso del tiempo, Machado se despojço de esos ornamentos estilísticos para abrazar una poesía más íntima, profunda y reflexiva.
Su obra se impregnó de un lirismo que resonaba con la sensibilidad romántica, pero su mirada fue mucho más allá de las emociones individuales. Se convirtió en un poeta del ser humano, del tiempo que nos envuelve, de la naturaleza que nos habla y del alma que busca respuestas en medio del misterio de la vida. La sencillez de su lenguaje escondía verdades universales conectando con lo popular y el paisaje español, transmitiendo una melancolía suave que nos sigue envolviendo como un susurro atemporal.
La poesía de Machado, siempre impregnada por un profundo amor por su tierra y una inquietud por los grandes temas de la existencia, se hizo eco en los círculos intelectuales de su época, dejando un legado que aún hoy nos inspira. Aunque sus pasos se detuvieron en Colliure, donde murió en el exilio, su palabra sigue viajando, tocando nuestras almas con la misma frescura y profundidad de antaño. Machado no es solo un poeta del pasado, es una voz que sigue susurrando belleza en el presente.








Cuando nos vimos por primera vez,

no hicimos sino recordarnos.
Aunque te parezca absurdo,
yo he llorado cuando tuve conciencia de mi amor hacia ti,
por no haberte querido toda la vida.



Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.



Los que están de vuelta de todo 
son los que no han ido a ninguna parte.





Todo necio confunde valor con precio.



Descubrí el secreto del mar 
meditando sobre una gota de rocío.



Huid de escenarios, púlpitos,
plataformas y pedestales.
Nunca perdáis contacto con el suelo;
porque sólo así
tendréis una idea aproximada
de vuestra estatura.



Hoy es siempre todavía.



En los trances duros, los señoritos invocan la patria y la venden; el pueblo no la nombra siquiera, pero la compra con su sangre y la salva.



Late corazón... No todo
se lo ha tragado la tierra



Por estos campos de la tierra mía,
bordados de olivares polvorientos,
voy caminando solo,
triste, cansado, pensativo y viejo.



Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.



-Señor Pérez, salga usted a la pizarra y escriba: «Los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa».

El alumno escribe lo que se le dicta.

- Vaya usted poniendo eso en lenguaje poético.

El alumno, después de meditar, escribe: «Lo que pasa en la calle».


"Juan de Mairena: sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo"



En cuestiones de cultura y de saber,
solo se pierde lo que se guarda,
solo se gana lo que se da.



El arma más destructiva que utiliza el fascismo es la mentira.






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