Tomás Sánchez Santiago es un poeta, novelista y ensayista español que ha sabido tejer con sutileza un universo literario íntimo y profundo. Nacido en Zamora en 1957, ha construido su obra como quien recoge pequeños fragmentos de vida, dándoles sentido y profundidad.
Su poesía es una conversación en voz baja con el mundo. No hay en ella fuegos artificiales ni grandes pretensiones, lo que brilla es lo esencial, lo que se intuye más allá de las palabras. Sus versos fluyen con la naturalidad de quien habla desde un rincón de la experiencia, logrando que el lector se reconozca en ese espacio de calma y reflexión. En cada poema, hay una especie de magia discreta, la sensación de que lo que nos rodea tiene una historia por contar, si se sabe escuchar con atención.
En su narrativa, Sánchez Santiago lleva esta misma sensibilidad a las historias de personajes comunes, vidas aparentemente sin estridencias, pero que en sus manos revelan capas ocultas de emociones, recuerdos y silencios. El tiempo, el lugar y la identidad se entrelazan en su escritura como un mapa personal de lo vivido y lo recordado.
En el ensayo, su voz se vuelve meditativa, con una reflexión constante sobre el oficio del escritor y el lugar que ocupa la palabra en el mundo contemporáneo. Tomás escribe desde la introspección, como quien encuentra en la escritura una forma de detener el tiempo, de capturar el sentido fugaz de la vida en cada frase.
La obra de Tomás Sánchez Santiago es una invitación a mirar con más detenimiento lo que nos rodea. Sus textos, lejos de ser ostentosos, tienen el poder de transformar lo cotidiano en una experiencia casi espiritual, donde lo sencillo se convierte en poesía y la vida, en un espacio de constante descubrimiento.
LA VERÉ ASÍ
La iban acompañando los colores
bruscos del otoño
y las frutas interrumpidas.
Y la escolta desgarrada de esos pájaros
que pían con desconsuelo último
entre los nervios más altos de los árboles.
Y el alma de los libros que leyó
y el hueco de las últimas canciones
que ella sacó del mundo.
Todo se iba con ella, la iba llevando
adonde la llevaba también
el empujón celeste de su nombre.
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