Si me buscas, no me hallarás en las palabras dichas, ni en los gestos visibles. Mi esencia no se encuentra en las frases que se deslizan por la superficie de una conversación, en el ruido ensordecedor de las multitudes que pasan sin detenerse. Me encontrarás en el espacio, entre cada suspiro, donde el silencio dibuja lo que nunca pude decir. Allí, en la quietud que abraza el alma, donde la calma se entrelaza con lo que más añoro... me encontrarás.
No soy eco en labios que balbucean,
ni sombra que danza en la luz del día,
soy el hilo invisible que teje sueños.
Soy el murmullo del viento en un día soleado, el eco sutil de un pensamiento que se escapa. Me encuentro en esos momentos de pausa, cuando el mundo parece detenerse y solo queda el suave latido del corazón resonando en el vacío. Cada latido es un susurro que te invita a descubrir lo que hay más allá de lo evidente. En ese silencio, en ese interludio entre el ruido y el ruido, encontrarás mi esencia... me encontrarás.
No me busques en lo externo, en lo efímero
porque soy el susurro del bosque,
un eco que danza en el alma
donde el tiempo se detiene.
Me encontrarás entre las olas que rompen con furia en el Paseo Nuevo, donde la brisa marina acaricia el rostro y el sonido del agua se mezcla con el canto de las gaviotas. El olor a salitre impregnará el aire que respiro y en ese aroma de lo eterno, estaré presente. Seré parte de ese horizonte infinito que se pierde en el azul, en la espuma que se desvanece, en el eco de las olas que siempre regresan, como un latido constante. Cuando el mar grita su historia de sal y viento, seré parte de esa sinfonía y las olas, con su danza interminable, traerán consigo historias de antaño, relatos de amores perdidos y sueños olvidados que el tiempo se ha llevado, pero que todavía flotan en el aire como fragmentos de recuerdos.
Me encontrarás donde las olas se estrellan
en la danza de espuma salvaje y rebelde,
en las huellas que el mar borra en la arena.
Entre los verdes paisajes que dibujan el corazón, el mío, rojo de tanto extrañar, se oculta en cada hoja, en cada brizna de hierba que el viento acaricia. Me encontrarás en el susurro de esos colores, en el suspiro de la tierra, en la esencia de la vida que renueva lo que el tiempo arrebató. Los árboles, me observan en silencio y en su presencia encuentro consuelo porque ellos también han sentido el paso del tiempo, las estaciones de la vida, y en su fortaleza, me inspiran a seguir buscando. En su sombra, me encontrarás reflexionando sobre lo que significa amar y ser amada, sobre el dolor y la alegría que coexisten en este viaje llamado vida.
En el verde manto que cubre la tierra,
donde el amor crece como una flor silvestre,
mi corazón late, herido y sincero.
Me encontrarás entre las páginas aún por escribir, entre las letras que esperan cobrar sentido, entre los versos que anhelan ser leídos. Soy una historia en curso, un libro en blanco que guarda promesas y cicatrices, donde cada palabra, cada pausa, es un reflejo de lo que soy, de lo que fui y de lo que aún estoy por ser. En cada página, encontrarás fragmentos de mis sueños, mis miedos y mis anhelos, como si fueran estrellas que iluminan la noche oscura.
Soy la historia que se escribe con cada suspiro,
en cada capítulo, un nuevo comienzo,
en cada párrafo, un laberinto hacia lo desconocido.
Cuando me busques entre estas páginas, verás como mis pensamientos fluyen como ríos, se entrelazan como ramas de un árbol y se convierten en una historia que busca ser compartida. Cada letra, cada punto y coma, son una invitación a adentrarte en mi mundo, a conocer mis pasiones y mis anhelos más profundos.
En este bosque de palabras
me encontrarás buscando tu mirada
en un mapa de emociones,
en un laberinto de versos.
En la soledad de la escritura, me encontrarás en el murmullo de la tinta sobre el papel, en el sonido del teclado que resuena en la quietud de la noche. En esos momentos de introspección, donde la vida exterior se apaga y solo queda la voz interna, soy el eco de mis pensamientos que buscan ser comprendidos.
Me encontrarás buscando respuestas
donde solo mis sueños danzan.
Escúchame en la melodía de un vals que baila con el viento, en la cadencia de una música que evoca memorias pasadas. Allí, entre las notas suspendidas en el aire... te espero. Mi esencia se desliza en cada giro, en cada acorde, en la suavidad de un compás que se desvanece pero siempre regresa. En cada nota, en cada pausa, te invito a bailar conmigo, a dejarte llevar por el ritmo de la vida, por las melodías que nos envuelven y nos hacen sentir vivas. Así, si me buscas en la música, encontrarás un refugio, un lugar donde las emociones fluyen sin restricciones, donde el amor y la tristeza, la alegría y la melancolía se entrelazan en una sinfonía que habla al corazón. Cada vez que escuches un vals, recuerda que estoy allí, danzando en el aire, moviéndome al compás de tus sentimientos.
Baila conmigo el eterno vals del tiempo.
Y si buscas más allá, me encontrarás entre los sueños, en esos instantes en que el alma vuela libre. Ahí, en el territorio de lo imaginado, de lo no dicho pero sentido, estaré esperando, entre lo posible y lo que nunca será. Los sueños son los mapas de nuestra interioridad, trazan caminos que nos invitan a explorar lo desconocido, a arriesgarnos a vivir en un mundo donde todo es posible.
Me encontrarás en un tiempo suspendido,
allí donde los sueños florecen.
En cada sueño hay una historia que contar, un mensaje que descifrar. Cuando cierres los ojos y dejes que tu mente vuele, me encontrarás en los rincones más oscuros y en los paisajes más luminosos. Así, si me buscas, sabrás que siempre estuve ahí, entre lo sutil, lo efímero, lo profundo. Me encontrarás en todo lo que no se ve, pero se siente, en el amor que se expresa en un gesto, en la amistad que florece en los momentos compartidos, en ese hilo invisible que une corazones, que teje historias en el lienzo de la vida.
Me encontrarás en cada orilla a la que llegues.
Cada búsqueda es un viaje, una exploración del alma que nos lleva a descubrir no solo lo que hay en el exterior, sino también lo que habita en nuestro interior. Cuando dejes de buscar en la superficie y te adentres en el silencio, allí me hallarás entre las olas, los sueños y las melodías, recordándonos que la conexión más profunda se encuentra en el corazón.
Me encontrarás en el silencio más profundo,
más allá de lo visible
en esta danza de la vida,
de sueños y melodías.
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