martes, 4 de septiembre de 2012

Octavio Paz

Octavio Irineo Paz y Lozano fue un poeta, escritor, ensayista y diplomático mexicano, que nació el 31 de marzo de 1914 en Ciudad de México.
Está considerado como una de las figuras literarias más importantes del siglo XX, recibiendo en 1981 el Premio Cervantes y en 1990 el Premio Nobel de Literatura.
Además de su labor literaria, también tuvo un papel significativo en la política y la diplomacia mexicana, siendo embajador de México en la India, entre otros países y fue un defensor de la libertad y los derechos humanos.
Falleció el 19 de abril de 1998 pero su legado perdura en nuestros días como una contribución significativa en la literatura y su obra continúa siendo estudiada en todo el mundo.







Aprender a dudar es aprender a pensar.



Un mundo nace
cuando dos se besan.



Bajo las rotas columnas,
entre la nada y el sueño,
cruzan mis horas insomnes
las sílabas de tu nombre.



Las masas humanas más peligrosas 
son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado
el veneno del miedo...
del miedo al cambio.




Unos lloran con lágrimas;
otros con pensamientos.



Decir, hacer

Entre lo que veo y digo,
entre lo que digo y callo,
entre lo que callo y sueño,
entre lo que sueño y olvido,
la poesía.
Se desliza entre el sí y el no,
dice
lo que callo,
calla
lo que digo,
sueña
lo que olvido.
No es un decir
es un hacer.
Es un hacer
que es un decir.
La poesía se dice y se oye:
es real.
Y apenas digo
es real,
se disipa.
¿Así es más real?
Idea palpable:
la poesía
va y viene
entre lo que es
y lo que no es.
Tiene reflejos
y los desteje.
La poesía
siembra ojos en las páginas
siembra palabras en los ojos.
Los ojos hablan
las palabras miran,
las miradas piensan.
Oír
los pensamientos,
ver
lo que decimos
tocar
el cuerpo
de la idea.
Los ojos
se cierran
las palabras se abren.



Los seres humanos
podemos ser felices por un instante,
pero un instante es una ventana hacia la eternidad.



Cada poema es único.
En cada obra late, con mayor o menor grado,
toda la poesía.
Cada lector busca algo en el poema.
Y no es insólito que lo encuentre:
Ya lo llevaba dentro.



El mundo cambia
si dos se miran y se reconocen.



Epitafio para un poeta

Quiso cantar, cantar
para olvidar
su vida verdadera de mentiras
y recordar
su mentirosa vida de verdades.



La libertad no necesita alas,
lo que necesita es echar raíces.



Escribir, quizá, no tiene más justificación que tratar de contestar a esa pregunta que un día nos hicimos y que, hasta no recibir respuesta, no deja de aguijonearnos.



Quien ha visto la esperanza, no la olvida. La busca bajo todos los cielos y entre todos los hombres.



El amor es escándalo, desorden, transgresión: el de dos astros que rompen la fatalidad de sus órbitas y se encuentran en la mitad del espacio.





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