martes, 4 de septiembre de 2012

Antonio Machado

Antonio Machado Ruiz nació el 26 de julio de 1875 en Sevilla. Fue el poeta español más joven de la llamada Generación del 98 y una de sus principales figuras.
Su obra inicial, estuvo influenciada por el movimiento modernista (como la de su hermano Manuel), pero luego evolucionó hacia un estilo más intimista e introspectivo, con rasgos de lirismo y romanticismo que maduró en una poesía de compromiso humano por una parte y de profundidad filosófica, enfocándolo en temas como la naturaleza, el tiempo y la condición humana por otra, haciéndose eco de la sabiduría popular y conectando con el paisaje español, llegando a expresar muchas veces una sensación de melancolía y nostalgia.
Su poesía jugó un papel importantísimo en los círculos intelectuales y literarios de su tiempo.
Murió en el exilio, en Colliure (Francia) el 22 de febrero de 1939, pero su legado perdura más allá del tiempo y su poesía sigue llenándonos de belleza el alma y los sentidos.








Cuando nos vimos por primera vez,

no hicimos sino recordarnos.
Aunque te parezca absurdo,
yo he llorado cuando tuve conciencia de mi amor hacia ti,
por no haberte querido toda la vida.



Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.



Los que están de vuelta de todo 
son los que no han ido a ninguna parte.





Todo necio confunde valor con precio.



Descubrí el secreto del mar 
meditando sobre una gota de rocío.



Huid de escenarios, púlpitos,
plataformas y pedestales.
Nunca perdáis contacto con el suelo;
porque sólo así
tendréis una idea aproximada
de vuestra estatura.



Hoy es siempre todavía.



En los trances duros, los señoritos invocan la patria y la venden; el pueblo no la nombra siquiera, pero la compra con su sangre y la salva.



Late corazón... No todo
se lo ha tragado la tierra



Por estos campos de la tierra mía,
bordados de olivares polvorientos,
voy caminando solo,
triste, cansado, pensativo y viejo.



Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.



-Señor Pérez, salga usted a la pizarra y escriba: «Los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa».

El alumno escribe lo que se le dicta.

- Vaya usted poniendo eso en lenguaje poético.

El alumno, después de meditar, escribe: «Lo que pasa en la calle».


"Juan de Mairena: sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo"



En cuestiones de cultura y de saber,
solo se pierde lo que se guarda,
solo se gana lo que se da.



El arma más destructiva que utiliza el fascismo es la mentira.






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