domingo, 14 de octubre de 2012

Pablo Guerrero

José Pablo Guerrero Cabanillas, más conocido como Pablo Guerrero es un cantautor y poeta español que nació en 1946 en Esparragosa de Lares (Badajoz, Extremadura) y afincado en Madrid desde 1960 donde comienza a involucrarse es la escena cultural y artística.
Su estilo poético está caracterizado por la sensibilidad, profundidad y la fusión de elementos líricos y sociales y está considerado como parte de la Generación del 68, que la conforman un grupo de artistas que emergieron en esa década y se destacaron por su compromiso político y social.
Como cantautor, sus letras suelen abordar también temas sociales y políticos, acompañadas por su voz inconfundible y única incorporando a sus canciones armonías y melodías tradicionales de su tierra con pinceladas de sonidos de folk americano, rock, jazz o flamenco, introduciendo a mediados de los 80 ritmos africanos y de otras culturas y sonidos más vanguardistas como la música electrónica.
Ha colaborado con artistas como Luis Eduardo Aute y Luis Pastor, recibiendo distintos reconocimientos a lo largo de su carrera tanto poética como musical.










Nació un día cualquiera de gatos en los tejados
un serial en la radio y algún olmo en Castilla.
Fue un pequeño alquimista,perseguidor de sueños
bien pronto apaleados con palmeta y cuartilla.
Y,como Don Quijote,casi se vuelve loco
de tantos héroes y de tantas hazañas.
Pero fue un niño triste.Por eso,poco a poco
comprendió que la historia a veces nos engaña.
Inventaba recuerdos y después bebía para olvidarlos.
Claro está,fue poeta.Descifraba un lenguaje
que sólo para él le dictaban las cosas.
Y cuentan las malas lenguas que hacía maridaje
con el diablo y con las mariposas.
Pero supo elegir.Y eligió su destino
y lo estrujaba en versos que nadie quiso leer,
embajador de un mundo de dolor y caminos
siempre guardaba un grito,siempre un poco de sed.
Nadie supo bucear en su honda mirada
ni averiguar si fue feliz o no.
Loco y viejo en la tarde se paraba
troceando sueños,troceando rebelión.
No hizo nada brillante,nunca fue conocido.
Paseó su sombra por la vida y se fue:
dejó un vago recuerdo para pocos amigos
y algunos versos en los que creer.
Inventaba recuerdos y después bebía para olvidarlos.


"Apuntes para una biografía"




La recuerdo muy bien y no porque en sus labios
se trajera cerezas de los Valles del Jerte
sino porque, ya ves, tenía en sus zapatos
polvo de todos los caminos.



Cuando sepas leerlas
sabré que no está solo quien recorre un camino.

Que alguien vivió y dejó para que yo lo lea,
en el aire escrito este poema.

"Escrito en una piedra".



A cántaros

Tú y yo muchacha estamos hechos de nubes
pero ¿quién nos ata?
Dame la mano y vamos a sentarnos
bajo cualquier estatua
que es tiempo de vivir y de soñar y de creer
que tiene que llover
a cántaros.
Estamos amasados con libertad, muchacha,
pero ¿quién nos ata?
Ten tu barro dispuesto, elegido tu sitio
preparada tu marcha.
Hay que doler de la vida hasta creer
que tiene que llover
a cántaros.
Ellos seguirán dormidos
en sus cuentas corrientes de seguridad.
Planearán vender la vida y la muerte y la paz.
¿Le pongo diez metros, en cómodos plazos, de felicidad?
Pero tú y yo sabemos que hay señales que anuncian
que la siesta se acaba
y que una lluvia fuerte sin bioenzimas, claro,
limpiará nuestra casa.
Hay que doler de la vida hasta creer
que tiene que llover
a cántaros.



Arde un instante de fulgor en los pasos
del final de la tarde, cuando luces y sombras
se enlazan con los últimos vuelos

"EScrito en una piedra".



Hoy que te amo, mujer, amiga y compañera,
vamos a creer que nuestras manos crecen,
y que tenemos mil dedos o diez mil, y que todos
son como antorchas que a la noche amanecen.






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